Un vuelo procedente de París se disponía a
tomar tierra en suelo londinense, decenas de personas impacientaban dentro del
avión a la espera de la inclinación y la bajada del aparato, entre ellos una
joven abogada que regresaba a la que había sido su ciudad hace diez años.
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Mmmm, A 2 – dijo Jack, apoyado sobre el respaldo de
su almohada.
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Joder chaval, no da ni una, agua - respondió Cecilia, al borde de la cama.
El avión aterrizó sin apenas sobresaltos,
salvo un hombre un tanto histérico que se empeño en llamar a su mujer para
decirle cuanto la quería y que cuidase de ella y de sus hijos y…y el avión ya
estaba parado. Se dirigió hacia la zona de recogida de su equipaje
preguntándose como estaría la ciudad después de tanto tiempo, maldiciéndose en lo
rápido que podía llegar a trascurrir el tiempo y esperando, por encima de todo,
que Jack estuviese bien.
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Déjame pensar que está vez no fallo, a ver…E 6 – dijo
Jack con cierto tono de súplica.
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Vaya vaya, parece que estamos afinando, tocado. – respondió
Cecilia entre risas
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¡Lo sabía! Empieza mi remontada, prepárate – apuntó
Jack, animándose sobre la cama.
Paró el primer taxi que vio, indicándole al taxista,
con un inglés que dejaba patente un acento francés del que no se había podido librar,
la dirección del Gardem Hospital.
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Solo una pista, ¿horizontal o vertical? – preguntó Jack
esperanzado
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Diagonal
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No puedes poner un barco en diagonal Cecilia.
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Pues eso mismo, que no te diré nada – se burló Cecilia.
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Muy graciosa señorita, E 7
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Me voy a tener que poner seria, tocado.
Cerró la puerta del taxi de un portazo, fruto
del nerviosismo que le acechaba, abrió la puerta de entrada al hospital y se dirigió
a recepción, preguntando por la habitación de Jack Lemacks.
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Tu barco va a quedar más hundido que el Titanic, E 8.
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Tocado – dijo Cecilia dejándose caer sobre la cama, a
la espera de la derrota.
Dudó entre coger el ascensor o subir por las
escaleras. Finalmente se inclinó por lo primero al comprobar el peso de su equipaje
de mano. Habitación 216, 217, 218…
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Bueno Cecilia, despediré la partida en español, para
que no te pongas triste con la derrota, ha sido un placer ¡eh! – se burló Jack esta
vez
El pomo de la puerta se dobló dando lugar a ese
ruido característico que indicaba que a la bisagra le vendría bien un poco de aceite
para dejar de gruñir. Cuando al fin se abrió, ni siquiera el sonido de la vieja
puerta pudo con el silencio.
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¿Elisabeth? – preguntó Jack, no directamente a la chica
que acababa de asomar, sino más bien al mundo en general.
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Hundido – dijo Cecilia.