Dos opciones. La
vida de las personas, o al menos la vida de la mayoría de ellas, está llena de
momentos en los que debe elegir qué camino tomar, son como señales del destino
incitándolas a tener que escoger aquello que es realmente importante, algo así
como una partida a la ruleta rusa, pero sin pistola, o simplemente una moneda
al aire, pero sin moneda. Solo es indispensable un requisito para estas
situaciones, nunca, bajo ningún concepto, es conveniente mirar hacia atrás, ya
que se corre el riesgo de, por una parte, ver cada vez más pequeñito aquel
camino que decidiste desestimar y por el cual, por mucho que mires, ya no
puedes tomar, y por otra, de tanto girar la cabeza, no estar pendiente de aquel
otro que decidiste escoger y en el que veces no hay marcha atrás. Puede parecer
complicado, pero todo se resume en dos opciones.
El móvil de Cecilia
emitió el sonido del tercer mensaje de Mark al tiempo que ésta se apresuraba en
sacar un chocolate caliente de la máquina expendedora de la esquina. Sabía que
su jefe no era de esos que llamaban cada dos por tres atosigándola con el
trabajo o asegurándose que todo iba por el buen camino. Tratándose de Mark,
algo importante tenía que decirle.
No es que se quisiera
escaquear de la llamada, simplemente estaba agotada. Había regresado al hotel
para darse una ducha rápida y coger algunas provisiones que pudiera echar en falta
en las interminables horas de espera. Luego había bajado hasta la cafetería del
hotel para comunicarle al señor Arnold lo sucedido a Jack, pero al estar éste
en su día libre tuvo que esperar a que llegase la chica de recepción y le diese
su número de teléfono. De regreso al hospital recibió la primera llamada de
Marc, que aplazó a estar sentada durante los diez minutos que imaginaba duraría
su breve descanso.
- - Hola
Mark, ¿Qué tal va todo por allí? He visto tus mensajes pero he tenido un
problema esta mañana…
-
-¡Cecilia!
¡Por fin te encuentro chica! ¿Dónde te metes? Bueno da igual, tengo una gran
noticia para ti, aunque no sé si te la mereces, la empresa te ha conseguido un
puesto como asesora de imagen en L&V, si quedan contentos contigo, están
dispuestos a fusionarse con nosotros en el mercado inglés, tienes que ir esta
misma tarde a su sede, quieren darte el visto bueno, ya sabes, ¿Qué te parece?
-
- Verás
Mark, suena muy bien….
-
- ¡Suena
genial! ¡No sabes la envidia que has desatado aquí, todas querrían estar en tu
lugar!
-
- No me
encuentro muy bien ahora, enseguida te llamo, gracias Mark.
(Pi pi pi)
La cabeza de Cecilia la amartillaba como un
herrero dando los últimos coletazos a su mejor pieza en el yunque, una semana
antes, hubiese saltado de alegría, o tirar los billetes que tuviese a mano al aire
como en las películas, pero ahora todo era distinto, sabía que si salía de la
puerta del hospital empezaría a trabajar de inmediato, incluso que la destinasen a
otra sede fuera de la ciudad, pero ahí estaba Jack, quién despertaría (estaba
segura que despertaría) sin ver ninguna cara conocida a la que preguntar: ¿Qué
ha pasado? ¿Qué hago aquí? La elección era de todo menos fácil, pero todo se
resumía en eso, dos opciones.
Luis Miguel entre lo d blancanieves y la reflexion de las dos opciones, ya pase lo que pase en la historia me encanta el libro =)
ResponderEliminargracias Laura!! me alegro que te haya gustao ;)
ResponderEliminar