Ocurrió casi sin que el señor Arnold y Cecilia, que
solían pasar horas y horas juntos en el hospital, se diesen cuenta. Solían
hablarle a menudo, convencidos de que alguna parte de él les escucharía, aunque
sus esperanzas eran más bien escasas.
-
Venga ya, es imposible que ganen.
-
¿Imposible? Remontamos un 0-3 en la final de la
liga de campeones, ¿Crees que hay algo imposible para el Liverpool? – respondió
el señor Arnold, visiblemente alterado.
-
Los milagros solo pasan una vez señor Arnold, le
digo que mi Barça no le dará opción ninguna, a no ser que Messi se cambie de
equipo a mitad del partido – replicó Cecilia, burlándose.
-
Además, les marcará un gol Fernando Torres, para más
inri.
-
Es usted un hombre con fe desde luego… - volvió a
burlarse de nuevo Cecilia.
-
¡Le apuesto lo que quiera que ganaremos ese maldito
partido! – la exaltación del señor Arnold iba en aumento, pocas cosas en la
vida le daban más rabia que le pusieran en duda a su equipo del alma
-
Yo que usted no apostaría señor Arnold, debemos ser
realistas. - dijo una voz al otro lado de la habitación
-
Ahora no Jack, no estoy de broma – dijo el señor
Arnold.
Un segundo después, el tiempo necesario para
que el cerebro de Cecilia y el señor Arnold procesaran lo que acababa de
suceder, dieron al unísono un grito que ni el mejor gol de Messi o Fernando Torres
hubiese provocado.
-
¡¡¡Jack!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario