viernes, 1 de febrero de 2013

Capítulo 20



Un vuelo procedente de París se disponía a tomar tierra en suelo londinense, decenas de personas impacientaban dentro del avión a la espera de la inclinación y la bajada del aparato, entre ellos una joven abogada que regresaba a la que había sido su ciudad hace diez años.

-       Mmmm, A 2 – dijo Jack, apoyado sobre el respaldo de su almohada.
-       Joder chaval, no da ni una, agua -  respondió Cecilia, al borde de la cama.

El avión aterrizó sin apenas sobresaltos, salvo un hombre un tanto histérico que se empeño en llamar a su mujer para decirle cuanto la quería y que cuidase de ella y de sus hijos y…y el avión ya estaba parado. Se dirigió hacia la zona de recogida de su equipaje preguntándose como estaría la ciudad después de tanto tiempo, maldiciéndose en lo rápido que podía llegar a trascurrir el tiempo y esperando, por encima de todo, que Jack estuviese bien.

-       Déjame pensar que está vez no fallo, a ver…E 6 – dijo Jack con cierto tono de súplica.
-       Vaya vaya, parece que estamos afinando, tocado. – respondió Cecilia entre risas
-       ¡Lo sabía! Empieza mi remontada, prepárate – apuntó Jack, animándose sobre la cama.

Paró el primer taxi que vio, indicándole al taxista, con un inglés que dejaba patente un acento francés del que no se había podido librar, la dirección del Gardem Hospital.

-       Solo una pista, ¿horizontal o vertical? – preguntó Jack esperanzado
-       Diagonal
-       No puedes poner un barco en diagonal Cecilia.
-       Pues eso mismo, que no te diré nada – se burló Cecilia.
-       Muy graciosa señorita, E 7
-       Me voy a tener que poner seria, tocado.

Cerró la puerta del taxi de un portazo, fruto del nerviosismo que le acechaba, abrió la puerta de entrada al hospital y se dirigió a recepción, preguntando por la habitación de Jack Lemacks.

-       Tu barco va a quedar más hundido que el Titanic, E 8.
-       Tocado – dijo Cecilia dejándose caer sobre la cama, a la espera de la derrota.

Dudó entre coger el ascensor o subir por las escaleras. Finalmente se inclinó por lo primero al comprobar el peso de su equipaje de mano. Habitación 216, 217, 218…

-       Bueno Cecilia, despediré la partida en español, para que no te pongas triste con la derrota, ha sido un placer ¡eh! – se burló Jack esta vez

El pomo de la puerta se dobló dando lugar a ese ruido característico que indicaba que a la bisagra le vendría bien un poco de aceite para dejar de gruñir. Cuando al fin se abrió, ni siquiera el sonido de la vieja puerta pudo con el silencio.

-       ¿Elisabeth? – preguntó Jack, no directamente a la chica que acababa de asomar, sino más bien al mundo en general.
-       Hundido – dijo Cecilia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario