domingo, 8 de julio de 2012

Capítulo 1


La mañana de otoño  en que Cecilia conoció que, en menos de veinticuatro horas, tendría que hacer las maletas y partir hacia Londres, no fue ni más ni menos que una más de esas mañanas de entretiempo que la mayoría de las personas no saben muy bien con que salir a la calle, preguntándose si más tarde hará demasiado calor o refrescará por la noche. Esa mañana, después de tomarse un desayuno con una buena dosis de cafeína, desoyendo una vez más los consejos de su padre, que le advertía una y otra vez sobre los efectos negativos del café, Cecilia sacó un brazo por la ventana de su apartamento, dedujo la temperatura que avanzaría durante el día, cogió su rebeca de lino color azabache que ella misma había diseñado y se encaminó sin dudar hacia lo que se presumía una mañana más de trabajo, Cecilia rara vez dudaba.
De familia acomodada, había tenido la infancia que todo niño desea; regalos por sus buenas notas, viajes a parques de atracciones o una paga bastante aceptable acaparaban la envidia de sus compañeros de clase. Cecilia fue lo que se conoce por una niña feliz, si bien es cierto que el hecho de ser hija única, aunque a veces se alegrase por ello, hacía que la mayoría de los veranos se aburriese como una autentica ostra.
La vida de Cecilia había trascurrido sin apenas sobresaltos, lo que le había llevado a  desarrollar un carácter autoritario pero a su vez encantador, con apenas 28 años era la más joven de la empresa de diseño en la que trabajaba, y en poco tiempo se había hecho con un puesto nada despreciable que le permitía algún que otro  capricho al inicio de cada mes.
De naturaleza inquieta, prefería siempre hablar a escuchar, pocas veces se salía de su papel de diseñadora y solo, y en contadas ocasiones, su amiga Cintia conseguía abrir la coraza que parecía recubrirle invisiblemente su cuerpo.
-               ¿Se puede saber cómo te las apañas todos los días para llegar siempre tarde? – refunfuñó Cintia apoyada en la barandilla justo a la entrada de la boca del metro.
-               Vamos Cintia, ¡no me irás a decir que crees que nos van a despedir por que lleguemos un poco tarde! – balbuceó Cecilia mostrándole una sonrisa tranquilizadora
-               A ti no desde luego, Marc te tiene en un pedestal, eres su trabajadora predilecta, tengo la intuición de que en breve volverán a ascenderte, sin embargo, ¡secretarias las hay a montones, así que date prisa y cojamos ese metro!
-               Para ya con eso, a Marc le gusta rodearse de gente con talento, y, siendo sincera, creo que tengo de sobra, lo cual no me lleva a ninguna situación de favoritismo, que yo sepa.
-               Lo que a Marc seguro que no le gusta es que perdamos el siguiente tren, ¡corre!

La planta baja de la empresa estaba en pleno auge cuando Cecilia asomó la cabeza por la puerta, lo cual avivó las suspicacias de sus compañeros, recelosos de que en los escasos seis meses que la joven diseñadora llevaba entre ellos pudiese tomarse semejantes privilegios, aunque Cecilia, lejos de amilanarse, caminaba bien erguida, sonreía a cuantos se cruzaban por su camino y con una soltura que ponían en duda la naturaleza de sus tacones.

-           Estaba esperándote Cecilia – dijo Marc antes que ésta entrase en su despacho; la expresión en la cara de su jefe no hizo más que reafirmarla en su idea de que no existía ningún tipo de privilegio con ella y anotó mentalmente comentárselo a Cintia a la salida.
-           Sé que voy un poco retrasada en las entregas de esta semana Marc, he estado un poco ajetreada, iba a ponerme ahora mismo a ello, las tendrá en la fecha que me pidió, no debe preocuparse.
-           No se trata de eso, esas entregas bien pueden esperar un poco más.
-           ¿Entonces? – preguntó Cecilia algo extrañada.
-           ¿Conoces la pasarela de Londres? – preguntó Marc.
-           Me ofende Marc, ¡por supuesto que la conozco! Que sepa que muy pronto mis colecciones se pasearan por allí, deme un poco más de tiempo y lo verá usted mismo – le dijo Cecilia a su jefe con una sonrisa descarada.
-           Para empezar, señorita, antes de alcanzar la fama de la que tan segura está, puede ir en calidad de invitada, ha llegado una invitación a la empresa para asistir al desfile, he pensado que usted es la adecuada.
-           ¿Me está tomando el pelo? – balbuceo Cecilia, intrigada
-           Para nada, pero solo le daré la invitación con una condición.
-           ¡Está usted tardando en decírmela! – exclamó Cecilia
-           Muy fácil, dese media vuelta y váyase a casa a hacer las maletas, mañana, a esta misma hora, debe de estar volando por encima de todos nosotros.
Salió apresurada de la empresa, esta vez no pudo evitar tropezarse con los altos zapatos, pasó por delante de Cintia, le dio un beso en la frente prometiéndole que la llamaría por la tarde, y cruzó la puerta como una exhalación.
Cecilia disponía de, exactamente, 22 horas y 25 minutos para dejarlo todo listo para su viaje, un viaje en el que, presuponía, conocería los mejores modelos de todo el mundo, se daría a conocer entre los más altos diseñadores y regresaría cargada de nuevas ideas, pero había algo que Cecilia todavía desconocía, y es que en ocasiones, el más práctico de los viajes puede transformarse en el más mágico de todos, que la persona más desapercibida puede ser aquella que acabe llegándote al corazón, o que el lugar más inesperado, puede convertirse en el sitio más maravilloso que haya podido existir. De nada de esto tenía constancia aún Cecilia, que aguardaba impaciente el momento de la partida de su viaje a Londres, un viaje, que sin saberlo, la iba a cambiar para siempre.

6 comentarios:

  1. Aunque eche de menos tus artículos en TodoFuckers al menos podre leerte por aquí. Ya te dije hace tiempo que me gustaba mucho como escribías, a ver si de todo esto sale algo curioso jejeje.

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  2. Luismi esto lo escribes tu?? Tío mándalos a la ser que te sacas una pasta seguro, que todas las mañanas tienen un concurso de cuentos. Si lo escribes tu, tienes talento tío, te lo digo que yo también escribo y tu escribes muy bien, mándalo a algún lado que así se empieza.

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  3. Si Kike es mio, es un libro en realidad pero lo ire subiendo poco a poco, no tenia pensao mandarlo a ningun sitio la verdad, es por ocio y poco mas;)

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  4. Pues veras, solo he leído el primer capítulo, y he visto que tienes recursos muy buenos, y lo mejor desde mi punto de vista es que consigues que el lector se enganche para saber que pasa una vez se sube al avión, así que te lo recomiendo, mándalo a algún lado, quizás te lo publiquen.

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  5. pues muchas gracias tio;), cuando lo termine ya vere q hago con tantos capitulos jeje

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