La mañana de otoño en
que Cecilia conoció que, en menos de veinticuatro horas, tendría que hacer las
maletas y partir hacia Londres, no fue ni más ni menos que una más de esas
mañanas de entretiempo que la mayoría de las personas no saben muy bien con que
salir a la calle, preguntándose si más tarde hará demasiado calor o refrescará
por la noche. Esa mañana, después de tomarse un desayuno con una buena dosis de
cafeína, desoyendo una vez más los consejos de su padre, que le advertía una y
otra vez sobre los efectos negativos del café, Cecilia sacó un brazo por la
ventana de su apartamento, dedujo la temperatura que avanzaría durante el día,
cogió su rebeca de lino color azabache que ella misma había diseñado y se
encaminó sin dudar hacia lo que se presumía una mañana más de trabajo, Cecilia
rara vez dudaba.
De familia acomodada, había tenido la infancia que todo niño
desea; regalos por sus buenas notas, viajes a parques de atracciones o una paga
bastante aceptable acaparaban la envidia de sus compañeros de clase. Cecilia fue
lo que se conoce por una niña feliz, si bien es cierto que el hecho de ser hija
única, aunque a veces se alegrase por ello, hacía que la mayoría de los veranos
se aburriese como una autentica ostra.
La vida de Cecilia había trascurrido sin apenas sobresaltos,
lo que le había llevado a desarrollar un
carácter autoritario pero a su vez encantador, con apenas 28 años era la más
joven de la empresa de diseño en la que trabajaba, y en poco tiempo se había
hecho con un puesto nada despreciable que le permitía algún que otro capricho al inicio de cada mes.
De naturaleza inquieta, prefería siempre hablar a escuchar,
pocas veces se salía de su papel de diseñadora y solo, y en contadas ocasiones,
su amiga Cintia conseguía abrir la coraza que parecía recubrirle invisiblemente
su cuerpo.
-
¿Se
puede saber cómo te las apañas todos los días para llegar siempre tarde? –
refunfuñó Cintia apoyada en la barandilla justo a la entrada de la boca del
metro.
-
Vamos
Cintia, ¡no me irás a decir que crees que nos van a despedir por que lleguemos un
poco tarde! – balbuceó Cecilia mostrándole una sonrisa tranquilizadora
-
A
ti no desde luego, Marc te tiene en un pedestal, eres su trabajadora
predilecta, tengo la intuición de que en breve volverán a ascenderte, sin
embargo, ¡secretarias las hay a montones, así que date prisa y cojamos ese
metro!
-
Para
ya con eso, a Marc le gusta rodearse de gente con talento, y, siendo sincera,
creo que tengo de sobra, lo cual no me lleva a ninguna situación de
favoritismo, que yo sepa.
-
Lo
que a Marc seguro que no le gusta es que perdamos el siguiente tren, ¡corre!
La planta baja de la
empresa estaba en pleno auge cuando Cecilia asomó la cabeza por la puerta, lo
cual avivó las suspicacias de sus compañeros, recelosos de que en los escasos
seis meses que la joven diseñadora llevaba entre ellos pudiese tomarse
semejantes privilegios, aunque Cecilia, lejos de amilanarse, caminaba bien
erguida, sonreía a cuantos se cruzaban por su camino y con una soltura que
ponían en duda la naturaleza de sus tacones.
-
Estaba
esperándote Cecilia – dijo Marc antes que ésta entrase en su despacho; la
expresión en la cara de su jefe no hizo más que reafirmarla en su idea de que
no existía ningún tipo de privilegio con ella y anotó mentalmente comentárselo
a Cintia a la salida.
-
Sé
que voy un poco retrasada en las entregas de esta semana Marc, he estado un
poco ajetreada, iba a ponerme ahora mismo a ello, las tendrá en la fecha que me
pidió, no debe preocuparse.
-
No
se trata de eso, esas entregas bien pueden esperar un poco más.
-
¿Entonces?
– preguntó Cecilia algo extrañada.
-
¿Conoces
la pasarela de Londres? – preguntó Marc.
-
Me
ofende Marc, ¡por supuesto que la conozco! Que sepa que muy pronto mis
colecciones se pasearan por allí, deme un poco más de tiempo y lo verá usted
mismo – le dijo Cecilia a su jefe con una sonrisa descarada.
-
Para
empezar, señorita, antes de alcanzar la fama de la que tan segura está, puede
ir en calidad de invitada, ha llegado una invitación a la empresa para asistir
al desfile, he pensado que usted es la adecuada.
-
¿Me
está tomando el pelo? – balbuceo Cecilia, intrigada
-
Para
nada, pero solo le daré la invitación con una condición.
-
¡Está
usted tardando en decírmela! – exclamó Cecilia
-
Muy
fácil, dese media vuelta y váyase a casa a hacer las maletas, mañana, a esta
misma hora, debe de estar volando por encima de todos nosotros.
Salió
apresurada de la empresa, esta vez no pudo evitar tropezarse con los altos
zapatos, pasó por delante de Cintia, le dio un beso en la frente prometiéndole
que la llamaría por la tarde, y cruzó la puerta como una exhalación.
Cecilia disponía
de, exactamente, 22 horas y 25 minutos para dejarlo todo listo para su viaje,
un viaje en el que, presuponía, conocería los mejores modelos de todo el mundo,
se daría a conocer entre los más altos diseñadores y regresaría cargada de
nuevas ideas, pero había algo que Cecilia todavía desconocía, y es que en
ocasiones, el más práctico de los viajes puede transformarse en el más mágico
de todos, que la persona más desapercibida puede ser aquella que acabe
llegándote al corazón, o que el lugar más inesperado, puede convertirse en el sitio
más maravilloso que haya podido existir. De nada de esto tenía constancia aún
Cecilia, que aguardaba impaciente el momento de la partida de su viaje a
Londres, un viaje, que sin saberlo, la iba a cambiar para siempre.
Aunque eche de menos tus artículos en TodoFuckers al menos podre leerte por aquí. Ya te dije hace tiempo que me gustaba mucho como escribías, a ver si de todo esto sale algo curioso jejeje.
ResponderEliminarjeje gracias campeon!
ResponderEliminarLuismi esto lo escribes tu?? Tío mándalos a la ser que te sacas una pasta seguro, que todas las mañanas tienen un concurso de cuentos. Si lo escribes tu, tienes talento tío, te lo digo que yo también escribo y tu escribes muy bien, mándalo a algún lado que así se empieza.
ResponderEliminarSi Kike es mio, es un libro en realidad pero lo ire subiendo poco a poco, no tenia pensao mandarlo a ningun sitio la verdad, es por ocio y poco mas;)
ResponderEliminarPues veras, solo he leído el primer capítulo, y he visto que tienes recursos muy buenos, y lo mejor desde mi punto de vista es que consigues que el lector se enganche para saber que pasa una vez se sube al avión, así que te lo recomiendo, mándalo a algún lado, quizás te lo publiquen.
ResponderEliminarpues muchas gracias tio;), cuando lo termine ya vere q hago con tantos capitulos jeje
ResponderEliminar